Toledo vestido para el Corpus y yo siendo recibida en Cuerpo y Alma.
El recibimiento llego de un grupo maravilloso de Enfermeras de la Comunidad de Castilla La Mancha que se reúnen regularmente para compartir decisiones y mejorar su práctica clínica.
El grupo era muy acogedor, muchas mujeres y un hombre, todos interesados, con ganas de saber, de escuchar, de compartir sobre los diferentes aspectos emocionales del cuidado del prematuro.

Fui convocada por Rosario Carderón Almena , una enfermera de pediatría que trabaja en el Centro de Salud de Mora apoyando a los niños y las madres en su salud desde el principio de la vida.
También lleva un taller de lactancia con gran participación y es incansable en sus ganas de mejorar la asistencia desde la rigurosidad, la formación y las prácticas centradas en la familia.
Una suerte para todos los que pasan por su consulta.
Es una maravilla verla conectar con los bebés. Bueno, que me lio con la introducción.
Pues este día tenían previsto hablar de las
Dificultades que pueden llegar a tener los prematuros tardíos
Estos bebes que vienen al mundo entre la semana 35 y 36 de gestación (para los no familiarizados con este mundo os cuento que lo “normal” es nacer entre la semana 37 y 41), así que estos se adelantan “un poquito”. Un poquito desde la manera que tenemos de medir el tiempo aquí fuera y 7 días no nos parece mucho, pero 7, 10 o 14 o incluso un mes más de vida intrauterina es muchíiiisimo.
Puede marcar una diferencia enoooorme.
Hay muchos aspectos que pueden verse alterados con esta llegada temprana.
Para la madre supone adelantar la entrada en un rol y a veces esto supone no estar preparada.
Puede que además le adviertan de que el bebé va a tener algunas necesidades especiales pero sin requerir ingreso, lo que hace que ella lo viva peor, porque se suele preguntar:
- – ¿cuáles son esas necesidades especiales?,
- -¿estoy yo preparada para cubrirlas?,
- – todavía me faltan un tiempo para esperar esta venida, me ha pillado un poco desprevenida.
- – si no necesita ingreso, ¿será porque esta bien?
- – ¿por qué tarda tanto en comer?, ¿será normal? O ¿será que no tengo leche?
- – llora mucho, ¿estará todo bien?
- – ¿tendrá frio?
- -¿ le tengo que dar de comer más para que crezca más rápido?
- – es muy pequeño, ¿qué hago? Seguro que es muy frágil…

Estas son algunas de las 1000 cosas que le pueden pasar por la cabeza a la madre de un prematuro tardío y como profesionales tenemos que poder acompañarla en detectar lo que puede ser un riesgo. El porcentaje de reingreso de estos bebés es muy alto, de dos a tres veces mayor que en los nacidos a término, con complicaciones de diferente tipo: bajadas de azúcar, dificultad en regulación de la temperatura, dificultades en la alimentación, problemas respiratorios
Y qué puede ser lo que esta pensando el bebé:
- – ¿qué es esto?
- – ¿cuánto cuesta todo en este mundo?
- – ¿dónde esta mamá?, tengo frio!!!!
- – me canso
- – quiero dormir, que alguien apague las luces
- – ¿por qué tengo que hacer tanto esfuerzo para comer y para todo?
- – no puedo…

Y para todas estas situaciones podemos sugerir muchas intervenciones desde los diferentes contextos que rodean a la diada madre-bebe. Que en este caso más que nunca hay que seguir observando como unidad poco diferenciada. Así lo vive el bebé y a veces también la madre.
Lo ideal es poder ir construyendo una red concéntrica de CAPAS DE APOYO, donde el bebé este en el centro, arropado por su mamá. La mamá apoyada por el papá. El papá, apoyado por la familia, por el contexto sanitario e idealmente por la sociedad que entiende este proceso.
Que hacer como familia
- – Apoyar a la madre para que no tenga que ocuparse de otras tareas que la distraigan del cuidado exquisito que este bebé necesita
- – No sugerir nada si ella no pregunta, ni consejos, ni recomendaciones, ni “a mi me pasó…”.
- – Servir de puente dando información al entorno y trasmitiendo la información que la madre quiera, así no se siente abrumada con las numerosas llamadas.
- – Servir de apoyo desde un lugar silencioso…
Que hacer como pareja
- – Apoyar a la madre para que pueda encontrarse en la mejor situación: que pueda tener un tiempo para ducharse, para comer bien, lo de descansar ya es un poco ciencia ficción.
- – El apoyo a la lactancia es de gran importancia en estos casos. La lactancia suele ser algo más difícil y es importante que se mantenga. Para ello la madre necesita mucha tranquilidad, apoyo, tiempo, ánimos.
- – Es fácil que el padre encuentre difícil ayudar en esta situación pero si la madre esta tratando de dar de comer al bebé le puede ayudar ofrecerle un cojín para que esté más cómoda (al principio se suelen tomar posturas muy incómodas), acercarle agua (la sed en esos momentos es enorme), ponerle música tranquila que le ayude (siempre atentos a que esto no le altere al bebé, que a veces es muy sensible a los estímulos externos)…
- – Y seguro que la pareja podrá ir encontrando cuál es el lugar donde el pueden encontrarse siendo de más utilidad: gestionar las citas, poner la sillita en el coche, escuchar las dificultades y dudas de la madre…
Que hacer como contexto sanitario
- – CON LA MADRE:
- – Ayudarla a descubrir todos los recursos que ya tiene como madre. Es más efectivo cuando le reflejamos cosas que ya esta haciendo y luego poder SUGERIR alguna idea nueva (nuevas posturas de lactancia, conductas que les faciliten el conocimiento mutuo…).
- – Ayudarle a reconocer algunos signos del bebé que no son importantes y distinguirlos de los que podrían serlo. Siempre desde una tranquilidad máxima. La preocupación ya la ponen ellas.
- – CON EL BEBE
- – Ser extremadamente “lentos”, en la aproximación a él. El ritmo del entorno es muy importante para que no se desregule. La exploración debe ser como si estuviera en ambiente “intrauterino”, para que no se estrese. Luego les cuesta mucho volver al equilibrio. Es importante avisar al bebé de todas las intervenciones que vamos a hacer.
Para los profesionales estos bebés suelen estar “justitos”, en la mayoría de las funciones: peso, adaptación al medio externo, regulación de las funciones básicas… pero cuando los comparan con los bebés que nacen en la semana 26, están fenomenal. El problema es que la mamá no lo puede comparar con otros bebés, para ella es el único (como debe de ser) y tiene sus características especiales. Así que esta es la mirada que más ayuda a la familia. Mirar a este bebé como ser único que ha llegado a este mundo y poder adaptarnos a lo que va necesitando.
Estas son algunas de las sugerencias que pudimos compartir en la charla el otro día.
Muchas gracias a Charo por invitarme y al SESCAM por acogerme en sus instalaciones e invitarme al viaje.

