Favoreciendo un apego temprano con apoyo entre madre y bebé
- Primero se hace un breve recorrido por la psiconeurobiología del apego temprano.
- Después se explican las circunstancias adecuadas para la creación de una vinculación;
- Se describen los procesos adecuados para una autovinculación a través del arrastre al pecho.
- Al final se hace una descripción de algunos aspectos de la terapia perinatal para ayudar a las familias a conseguir un apego saludable.
ABSTRACT
First there is a brief route through psychoneurobiology of bonding at early stages. After correct circumstances to reach correct self attachment are explained; Right process to enhance attachment through breast crawl. In the end there is a description of some aspects from perinatal therapy to help families to reach a healthy bonding.
Sobre la autora y su publicaciónFabiola Cortés-Funes Urquijo© Fabiola Cortés-Funes Urquijo
Psicóloga, psicoterapeuta de familia y doula.
Creadora de 908 gramos
Supervissora docente por la FEATF y psicoterapeuta de grupos por la FEAT
Master en lactancia meterna
Terapeuta perinatal sistémica
Entrevista publicada en la revista MOSAICO, Vol.58 Png.84-94
Medio de difusión de actividades científicas y de promoción de la Federación Española de Asociaciones de Terapia Familiar (FEATF)
Mucho se ha hablado sobre la importancia de que el apego se inicie lo más pronto posible
En este artículo expondremos la importancia de los primeros momentos y de cómo favorecerlo.
El ser humano nace en un estado de desarrollo concreto donde sus sistemas terminan de desarrollarse en contacto con el exterior. Los sucesos externos que ocurren en este tiempo tendrán gran relevancia en la manera en que muchos de estos sistemas empiezan y continúan funcionando y en ello encontramos algunos de los secretos de la supervivencia humana.
El apego o la vinculación que unirán a la madre y al bebé en un entramado de vínculos o relaciones comienzan muy al principio, se puede decir que empieza antes de nacer, y luego seguirá desarrollándose una vez que el bebé ha nacido.
A continuación nos detendremos en los primeros momentos después del nacimiento y en cómo esta vinculación, apego o conexión puede empezar de la manera más saludable y fluida para el futuro desarrollo de las dos personas, para su relación con ellos mismos, entre ellos y con el mundo que les rodea.
Podemos entender el apego como una conducta que involucra un vínculo afectivo persistente a través del tiempo, con una persona específica, emocionalmente significativa y no intercambiable, que despierta deseo de mantener la proximidad de esta figura y produce estrés cuando se presenta una separación involuntaria. Esta conexión influirá en la manera en que la persona se relaciona con el mundo durante toda su vida. Aquí siempre nos referiremos a la madre como dicha figura de apego.
Se ha podido comprobar como esta relación de apego tiene una correlación directa con el desarrollo neuronal del niño y con cambios en los sistemas neuroendocrinos de la madre, que permiten, finalmente, la iniciación del vínculo entre ambos (Sroufe, 1999).
Para la madre este proceso es necesario, para su función de formar y mantener un ambiente lo más parecido al intrauterino, y así fomentar un adecuado proceso de maduración en el recién nacido que le permita responder activamente a estos estímulos y cerrar un círculo, donde se inicia una mutua dependencia para completar el proceso de apego.
Existe un tiempo crítico después del nacimiento para que produzca la vinculación y va desde las primeras horas hasta los primeros meses.
En algunos estudios se habla de las primeras dos horas como muy importantes en las que muchas de las conductas se establecerán (Klaus, 1972) y algunos de los sucesos e interacciones quedaran grabados como improntas que pueden ser reconocibles en la persona durante toda su vida.
Estos estudios llevaron a un cambio en las dinámicas de los hospitales y facilitaron el que la madre y el bebé no fueran separados durante tanto tiempo como se hacía antes.
Como dice Nils Bergman (2013) (Sanchís, 2014), que madre e hijo permanezcan piel con piel durante los primeros mil minutos hace que los circuitos neuronales de la inteligencia emocional se conecten: la amigdala (el cerebro emocional) se conecta con el lóbulo prefrontal (el cerebro social).
El contacto “piel con piel” permite un mantenimiento eficaz de la temperatura corporal del recién nacido, mejora la adaptación metabólica, disminuye radicalmente los llantos, refuerza las interacciones madre-hijo, mejora la organización motriz y permite que la primera toma se produzca en el momento elegido por el recién nacido. Si se deja al niño y a los padres tranquilos durante las dos primeras horas de vida, sus comportamientos son bastante estereotípicos. (Pilliot, 2006).
La relación que existe entre los bebés y sus mamás
Se han hecho diferentes estudios en los que se ha visto la diferencia en la relación que existe entre los bebés y sus mamás cuando la separación en las primeras horas es prolongada a diferencia de las diadas que no son separadas.
Esta separación en el postparto tiene consecuencias a largo plazo. La clave del vínculo saludable consiste en permitir que madre y bebé pasen mucho tiempo juntos después del nacimiento y que el recién nacido pueda sentir una voz cálida que le da la bienvenida, un cuerpo cálido, que es capaz de cambiar su temperatura con este fin y un toque afectuoso (Klaus, 1986) que le protege, reconoce, limita y apoya.
Lo deseable es poder crear las condiciones adecuadas para dar el contexto necesario para que se establezca la impronta adecuada: la madre se siente apoyada en el nacimiento del bebé y luego al niño se le permite el tiempo y el espacio para llegar al pecho y así integrar la experiencia vivida durante todo el camino de llegada a este mundo. El respeto de estos tiempos y estos ritmos es de crucial importancia y todo un reto cuando los nacimientos se producen en contextos donde la velocidad es el valor destacado.
DESDE LO NEUROBIOLÓGICO A LO EMOCIONAL
El sistema nervioso establece una serie de conexiones durante las primeras horas que serán determinantes para muchas conductas futuras a nivel neurológico, visceral, circulatorio, afectivo, comportamental, etc.
El periodo postnatal temprano
El periodo postnatal temprano puede ser considerado como una “gestación extrauterina”. En este periodo se regulan funciones como la frecuencia cardiaca, la frecuencia respiratoria, la frecuencia de liberación de proteínas y el estado endocrino del recién nacido, fenómenos que suceden bajo la supervisión y control maternos.
La oxitocina segregada por la madre y trasmitida a través del la leche materna, funciona como ansiolítico en el sistema nervioso central del recién nacido, lo cual facilita un rápido condicionamiento asociado al olor materno y al mantenimiento de la memoria de este ambiente inicial.

Cercania y contacto bebe prematuro con la madre
Este excepcional pico de oxitocina, seguido de una liberación de estrógenos de la madre, se ha visto relacionado con la conducta de apego de esta. Se da una regulación mutua que lleva a un aumento en la liberación y en el número de receptores de oxitocina no solamente en el útero y tejido mamario sino en el cerebro, donde se duplica el número de receptores, especialmente en el sistema límbico, cambios que coinciden con la iniciación de la conducta maternal y del vínculo con el recién nacido (Vargas, 2007).
Esta oxitocina que se produce en la madre, en condiciones de no intervención, puede alterarse, y así ha sido durante muchos años, por la introducción de sustancias y condiciones externas que inhiben la acción de esta hormona conocida como la “hormona tímida”.
Esta alteración del curso natural hormonal tiene consecuencias en el desarrollo del curso del parto, del alumbramiento, de la vinculación madre bebé e incluso en la capacidad de generar oxitocina de manera autónoma para ese bebé en el futuro en sus conductas maternas (Odent, 2007).
El apego del niño por su madre se inicia desde el nacimiento
El apego del niño por su madre se inicia desde el nacimiento, cuando empieza a percibir los sonidos y el olor de la madre y continúa después con el reconocimiento del rostro de la madre. El olor y la vocalización maternas producen respuestas de orientación y tranquilidad y los nuevos olores adquieren rápidamente conexiones que se relacionan con la seguridad y el placer.
El proceso de impresión y aprendizaje se da tempranamente a nivel visual y auditivo, requiere la liberación presináptica temprana y persistente de aminoácidos y cambios en la ultraestructura postsináptica en áreas corticales específicas, que son necesarias para la atención, la cognición y la memoria (Vargas, 2007).
En esta regulación mutua se produce un intercambio de información que hace que se reduzcan las hormonas del estrés en el bebé, necesitando menor gasto de energía, mejorando los niveles de azúcar en sangre, estabilizando la temperatura y activando el sistema nervioso parasimpático del bebé. Se puede decir que madre y bebé siguen siendo un solo organismo fisiológico con una interacción global de mutua regulación (Buckley, 2005).
Las primeras interacciones madre bebé
En las primeras interacciones madre bebé, este grabará su cara y la capacidad de reconocerla posteriormente. Establecerá las conexiones necesarias para poder reconocer caras posteriormente y gradualmente empezará a reconocer la cara de la madre.
La primera mirada que el bebé hace a la madre se puede llamar protomirada ya que es la mirada primera, la mirada fundadora de la relación que empieza en ese momento. Esta mirada puede ser muy intensa, con gran atención, las pupilas del bebé dilatadas, una mirada que viene realmente desde otro mundo, desde el mundo interior de la madre y que llega a conectar de manera profunda, indeleble y eterna esa relación, se puede decir que hay una conexión espiritual (Pilliot, 2006).
Ya existen estudios en nuestro contexto donde se han podido medir como los mecanismos neuroendocrinos de la madre y el recién nacido están involucrados en la aparición y consolidación del apego madre-bebé y cual es el papel de las intervenciones (cesárea de elección, manipulación hormonal intraparto, nacimiento prematuro, separación temprana y alimentación artificial) en el vínculo a largo plazo (Olza-Fernández, 2014).
Un patrón desorganizado de relación afectiva asociado a abusos y rechazos puede llevar a un malfuncionamiento orbitofrontal y a una predisposición a trastornos de tensión postraumáticos, así como a desarrollar mecanismos de disociación. Todo ello también se verá reflejado en funciones de regulación ineficaces en el hemisferio cerebral derecho y en la incapacidad de adaptación y en la salud mental tanto infantil como adulta (Shore, 2001).
CONEXIÓN EN EL NACIMIENTO
Lo ideal es que el bebé llegue al mundo en un ambiente de máximo respeto hacía él y hacia su madre, donde las intervenciones sean las mínimas necesarias para garantizar el bienestar y la seguridad de ambos sin interferir con los procesos fisiológicos y emocionales que se van desarrollando de manera espontánea y adecuada para los dos.
El nasciturus atraviesa un camino que puede ser vivido como largo y complicado o como fácil y guiado por su energía vital, que le lleva del nacimiento, al afuera.
En este proceso se pueden producir muchos incidentes que impidan que el viaje culmine con la llegada al pecho de la madre.
En muchas ocasiones son las intervenciones médicas las que aceleran todos los procesos; ayudan en la salida, retiran los restos de líquidos, aspiran, vacunan, separan de la madre, clampan y cortan el cordón prematuramente, miden, pesan, observan, tocan, hablan, opinan, juzgan…. y cada una de estas acciones impactan en la manera en que este ser percibe el mundo al que llega.
En el estudio clásico de Righard (1990) en el que se observó a dos grupos de madres y bebés en las dos horas siguientes al nacimiento, en un grupo se separó a los bebés después de veinte minutos de contacto desde el nacimiento y en el otro grupo el contacto se mantuvo al menos durante una hora.
En el grupo en el que se mantuvo el contacto el bebé a los veinte minutos empezaba a hacer movimientos de arrastre hacia el pecho, el reflejo de búsqueda se ponía en funcionamiento en ese momento y a los cincuenta minutos de media habían alcanzado el pecho y estaban mamando; más bebés de este grupo mostraban una técnica correcta de agarre.
La mayoría de los bebés de las madres que habían recibido opioides sintéticos como analgésicos se encontraban sedados y no mamaron en absoluto.
Si durante todo el proceso del nacimiento existe alguna experiencia que resulte traumática para el bebé, en algún modo, es posible que no pueda distinguir el dentro del fuera, ya que utilizará la disociación para adaptarse de manera más segura. Si esta disociación se produce el niño no podrá saber que ha conseguido salir y no podrá orientarse adecuadamente.
Esta capacidad de orientarse y de saber dónde esta contribuyen a la conexión con la madre y con el entorno.
Para que el camino hasta el pecho de la madre se de el bebé tiene que estar libre de traumas y la madre tiene que encontrarse en una situación de no alerta, donde pueda sentirse segura para desarrollar las conductas más instintiva.
Para que esta situación se produzca de la mejor manera posible la madre debe contar con varias capas de apoyo y sentirse en un contexto de intimidad y respeto (Castellino, 1996, 2010). Cuando estas condiciones no se logran, en fácil que encontremos diversas dificultades de vinculación entre la madre y el bebé y estas pueden verse reflejadas en dificultades con el amamantamiento (Castellino, 2004).
PROPORCIONANDO EL APOYO ADECUADO EN EL NACIMIENTO
La persona que brinda el apoyo habrá sido entrenada para ello, puede ser la pareja que la madre haya elegido para que este con ella en ese momento, algún profesional sanitario que quiera trabajar desde este lugar, una doula o un terapeuta entrenado en terapia perinatal que acompañe a la madre y el bebé a restaurar esta conexión en algún momento posterior al nacimiento.
Esta persona que va a realizar el apoyo debe estar centrado, prestando atención a sí mismo y a las claves somáticas rítmicas, en sintonía con madre-hijo y atento a las necesidades del bebé de asirse al pecho por sí mismo. Si el padre esta presente y también cuenta alguien que le de apoyo la sensación del bebé será de más y más apoyo y se facilitará mucho que todos los procesos fluyan más libres y seguros (Castellino, 2004). El bebé se desentiende de tener que hacer él mismo ese trabajo y se puede centrar en recorrer su propio camino.
Cada vez existen más evidencias que demuestran que las mujeres que tuvieron apoyo de otras mujeres durante el parto tuvieron un número significativamente menor de complicaciones perinatales, incluyendo cesáreas y apoyo con oxitocina y un número menor de bebés tuvieron que ser enviados al servicio de cuidados intensivos neonatales. También fue menor el tiempo de parto. (Klaus, 1986)
Una vez que el bebé ha salido del cuerpo de la madre
Una vez que el bebé ha salido del cuerpo de la madre se le coloca inmediatamente en algún lugar del abdomen de esta, en una postura que sea cómoda tanto para el bebé como para la mamá que esta recibiendo apoyo, que es muy distinto que estar siendo sometida a intervenciones.
Los profesionales pueden desde ahí observar si las funciones del bebé se están regulando adecuadamente de manera natural. Se controlará que la temperatura del lugar sea la adecuada para los dos y desde ahí el bebé va a tomar periodos en los que alternará el descanso con una secuencia de movimientos de autovinculación, porque estará en un estado de alerta y podrá empezar a reconocer olores, del propio líquido amniótico que todavía él conserve, de la madre, del entorno, y empezará a colonizarse con las bacterias presentes en la madre.
Normalmente es un periodo de tiempo que va desde los viente minutos hasta dos horas después del nacimiento. Hay que tener en cuenta la necesidad de descansar que ambos tienen y que la autorregulación se irá haciendo a su ritmo.
Una intervención que se puede hacer para apoyar al bebé en este viaje hasta el pecho es situar una mano debajo de los pies del bebé, para que este pueda disponer de un lugar en el que apoyarse para escalar. Estos movimientos de arrastre que el bebé va realizando con sus piernas y que forman parte de su repertorio de reflejos innatos proporcionan un masaje idóneo al útero que en este periodo de tiempo estará contrayéndose después del alumbramiento.
Es muy importante que los profesionales que acompañen este proceso estén correctamente formados en la importancia del respeto de este periodo de tiempo y sepan valorara adecuadamente los riesgos versus beneficios de las intervenciones sobre la madre y el bebé durante este momento tan crítico.
DE LA TERAPIA PERINATAL A LA TERAPIA FAMILIAR
Como terapeuta de familia, la mirada a este momento inicial en que la familia surge o se amplía, llena de sentido muchas de las intervenciones que se realizarán mucho tiempo después con estos niños y sus padres.
El poder incluir en las entrevistas el relato de estos primeros momentos de encuentro, nos dará información sobre el inicio de la relación de los padres con sus hijos.
Si tenemos este patrón saludable de vinculación en mente, podemos ver que fue lo que falto o sobro para unos y otros en ese momento inicial y de alguna manera podemos recrearlo o traerlo al momento presente, haciendo que esa vinculación que pudo estar alterada al principio se reestablezca y se “curen heridas”, que pueden venir desde este momento inicial o desde las historias de nacimiento de los propios padres. Uno de los objetivos del equipo que trabaja con las familias en las que se encuentran los bebés es conseguir que se complete este viaje, en momentos posteriores al nacimiento.
Esta intervención con las familias puede hacerse desde pocos días después del nacimiento hasta años después.
Será importante también tener en cuenta la pauta predominante de apego desarrollada por la madre y será de gran utilidad que ella haya podido realizar un trabajo personal si este fuera necesario ya que algunos estudios desarrollados con grandes prematuros, donde el contacto inicial fue muy alterado con tiempos de separación importantes y muchas intervenciones, demuestran que además de las condiciones que se den en el desarrollo del vínculo temprano también será importante la pauta predominante de apego que tuviera la madre en relación a su propia infancia (Serrano, 2009).
Si la intervención la hacemos con la familia cuando el hijo es todavía bebé si podemos intentar que el camino al pecho y a la vinculación se complete físicamente, creando las condiciones de apoyo necesarias para todos y siendo capaces de recrear los ritmos y las condiciones para conectar con ese estado inicial, así la lactancia también podrá continuar con mayor calidad para los dos.
Si el niño es más mayor, podemos dejar que plasme en su conducta o en diferentes representaciones cuales fueron las condiciones que rodearon al nacimiento y apoyar a toda la familia para que la vinculación se retome desde el ambiente de seguridad y apoyo que da la consulta.
Los niños son capaces de tener conductas y memorias que hacen referencia a sucesos ocurridos tanto durante el nacimiento como durante el periodo de vida prenatal (Blasco, 2006).El poder tener herramientas y formación en terapia perinatal hace que el trabajo del terapeuta de familia sea más completo y con una mirada más integradora de los procesos originados en la etapa perinatal. También nos ayuda a integrar muchos aspectos acerca de los ritmos fisiológicos que se han podido ver interrumpidos y que la familia no ha podido ajustar y llevar esta intervención donde incluyamos lo somático.
Cuando en el trabajo con la familia llegamos a trabajar el apego las influencias a largo plazo serán muy positivas ya que llevarán a que la persona sea capaz de desenvolverse adecuadamente con el entorno y la calidad y cualidad de este apego se verá reflejada en múltiples áreas de la vida como las relaciones de pareja, las relaciones con el trabajo, ocio, las creencias religiosas, la educación de los hijos, etc. (Feerney, 2001).
Así uno de los objetivos de nuestro trabajó desde esta óptica será llegar a unos patrones de vinculación y conexión saludables que se nos harán presentes con las siguientes características: una comunicación abierta y clara, una conexión amorosa en las relaciones, un flujo pleno de energía de vida, la capacidad de mantener la presencia en el momento, la capacidad de ser espontáneo y creativo, la capacidad de ver y sentir posibilidades y tener más libertad de elección, la fuerza de estar presente ante el dolor y la fuerza de estar presentes en nuestros cuerpos en cualquier estado o condición (Castellino, 2010).
CONCLUSIONES
El proceso de vinculación entre la madre y el bebé
El proceso de vinculación entre la madre y el bebé desde el momento del nacimiento va a ser de gran importancia para el desarrollo de la conducta de apego que se cree entre ellos, así el poder mirar a la diada madre-bebé como una unidad interdependiente ayudará a los profesionales a tomar las medidas adecuadas para no crear interferencias en este proceso de vinculación psiconeurobiológico.
Es importante que los profesionales de la salud que tenemos acceso a este momento conozcamos la importancia de este tiempo inicial para ayudar a crear las condiciones óptimas de respeto y protección que este tiempo único requiere.
En ocasiones nuestra intervención podrá ir más destinada a evaluar qué intervención es estrictamente necesaria para no interferir en el adecuado transcurso de los procesos de autovinculación. Dentro de las intervenciones que debemos medir es muy importante que tomemos en cuenta todo lo que se “dice” o “sugiere” a la mujer, tanto durante el parto como en el embarazo ya que en muchas casos nos encontramos con el todavía no muy conocido “efecto nocebo” que hace referencia al efecto negativo sobre el estado emocional que sobre la embarazada o madre tiene todo lo que se le dice o hace en las consultas perinatales. (Odent, 2011), así que además de cuidar al máximo las intervenciones instrumentales también será necesario estar muy atentos a todas las intervenciones verbales que se hacen alrededor de la familia en este momento.
La vinculación que se persigue con este proceso es necesaria para la supervivencia del bebé y para su modo de relación con el mundo. Subestimar este tiempo ha traído muchas consecuencias de las que ahora empezamos a ser conscientes. (Odent, 2011).
Los terapeutas de familia tenemos mucho trabajo para hacer y este puede empezar desde el principio, haciendo que la mirada integradora de todos los sistemas nos guíe en encontrar el correcto camino, para acompañar en el desarrollo saludable del ser humano que nace con todo su potencial de energía de vida.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
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