Para las parejas la decisión de ser padres llega de muy diferentes maneras.
Algunas parejas tienen muy claro que quieren ser padres, otras no. En ocasiones puede ser un miembro de la pareja que tenga muy claro el deseo de paternidad y el otro no tan claro.
En el momento en que el deseo de paternidad/maternidad esta más claro pueden ocurrir diferentes situaciones.
Puede ser que las condiciones de la pareja no les ayuden a llegar a realizar este proyecto; motivos económicos, geográficos, problemas físicos, emocionales… en todos estos casos la situación es vivida con una sucesión de emociones como frustración, decepción, impotencia, rabia, tristeza, miedo o incluso resignación.
Estas sensaciones se dan dentro de la pareja que tiene que ir procesando cada momento emocional. Cuando la pareja esta viviendo esta situación además se encuentra con la presión del entorno que marca lo que es “correcto” o lo que toda pareja “tiene que hacer”.
Empiezan a surgir preguntas, presiones, presuposiciones y hacen que la pareja se sienta invadida en su privacidad, en un tema que normalmente se vive en privado.
Se puede compartir el deseo de querer tener hijos o de estar “intentándolo”, pero una vez que los planes no cumplen los plazos la pareja deja de compartirlo con el entorno.
Normalmente no se comparte si la pareja ha empezado un tratamiento de fertilidad. Da vergüenza, genera sensación de que algo esta mal. Además cuando se comparte las reacciones no siempre apoyan. Lo que incrementa la sensación de aislamiento, de la mujer o de la pareja.
Hoy en día la frecuencia en que las parejas recurren a algún tratamiento de fertilidad ha aumentado muchísimo debido a la edad que tienen las parejas cuando empiezan a buscar el embarazo y al aumento de la efectividad de estas técnicas.
Cuando hay algún problema…
Si lo que se ha producido es una pérdida gestacional, un aborto, y la pareja todavía no había informado del embarazo, tampoco se comunica a los familiares o amigos, se trata de hacer “como si nada hubiera pasado”.
En ocasiones cuando se comparte el suceso las reacciones de las personas cercanas pueden no ayudar ya que muchas veces se trata de minimizar diciendo que “no pasa nada”, “en seguida te quedarás otra vez”, sin saber por dónde ha atravesado esa mujer o esa pareja para llegar a este punto y sin respetar la vida del ser que se ha perdido que merece ser llorado.
En estos momentos es útil poder escuchar lo que están viviendo incluso saber de experiencias ocurridas en personas cercanas, para normalizar la situación. Aún así este hecho tiene que ser acompañado y dado su espacio.
Lo que suele ayudar a las mujeres y parejas que están en este momento es tener personas que les acompañen desde el respeto. Que puedan hacerles preguntas abiertas, desde un interés genuino por la situación de ellos. Preguntas que respeten el momento que puede estar viviendo cada uno y que se ofrezcan espacios de apoyo y escucha de las diferentes emociones que se van generando.
En ocasiones, cuando las parejas pueden compartir lo que están viviendo de manera respetada encuentran que otras parejas están viviendo momentos similares y pueden compartirlo. Esto ayuda mucho a todos.
Preguntas tipo: ¿qué tal estáis?, ¿tenéis algún proyecto como pareja que queráis compartir?, ¿hay alguna situación que os preocupe?…
O preguntas que no presupongan ninguna opción como mejor que otra y que respeten que la persona pueda elegir cuanta información, siempre en un ambiente donde exista confianza.
Sí, no todo lo que rodea la maternidad y la crianza de los hijos es de color de rosa. No todo son momentos mágicos, dulces y agradables, pero vale la pena